El estallido de la burbuja inmobiliaria ha esparcido sobre el paisaje un sinfín de proyectos y actuaciones, de suelos y edificios completos o incompletos, que abruman el territorio y las ciudades, las cuentas, la economía y la sociedad. Lo que quiso ser una inversión magnifica se ha convertido en un problema descomunal, financiero y urbano.
¿Activos tóxicos? El suelo y lo construido son una realidad física, que de por sí ni es tóxica ni deja de serlo. No es una realidad cualquiera, es una realidad de territorio y edificios, de construcciones sin uso y actividades sin local, de viviendas sin usuarios y de usuarios sin vivienda.
La sobrevaloración de estos activos ha generado uno de los mayores agujeros financieros de la historia española provocando la actual o inminente desaparición de más de la mitad de las entidades de crédito españolas y la práctica desaparición del mercado inmobiliario.
Con la creación de la SAREB y la compra por parte de esta sociedad de hasta 90.000 millones de euros de activos a la banca, a partir de ahora lo tóxico -o benéfico- será lo que se haga con ellos.
Es importante salvar las cuentas; recuperar y restañar la realidad también.
Los arquitectos podemos y queremos, en conjunción con las administraciones, contribuir a:
• Valorar, informar y sistematizar lo que hay, ayudando a conocerlo y ponerlo en valor.
• Dar la mejor respuesta profesional posible a los problemas y oportunidades -de destino, gestión, mejora o proyecto- que plantea cada situación
El próximo martes 27 de noviembre se celebrarán unas jornadas, organizadas por el COAM en colaboración con instituciones y entidades responsables, que tienen por objeto iniciar este debate, necesario para definir y acotar el rol de los distintos profesionales, en el estudio, tratamiento y gestión de esa realidad heredada.
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