jueves, 3 de enero de 2013

[281] EIFFELES Y GAUDIES

La sabia y popular expresión “Zapatero, a tus zapatos”, con la que se busca criticar la actitud de quienes pretenden opinar sobre materias de las que no entienden, dejará de tener validez en breve en el seno de la lingüística castellana si nadie pone remedio. Este retroceso etimológico se producirá en el momento en que sea tramitada la Ley de Servicios Profesionales, la cual, entre otras innovaciones, suprimiría la diferenciación histórica en el ejercicio –que no en la formación académica precisa para ello- entre ingenieros y arquitectos en nuestro país, en relación con competencias en materia de edificación. 
Entre la afirmación 
“ La Ley delimita el ámbito de actuaciones que corresponden a los profesionales, el proyectista, el director de obra y el director de la ejecución de la obra, estableciendo claramente el ámbito específico de su intervención, en función de su titulación habilitante” 
y la contraria: 
“... si un profesional es competente para realizar una edificación, se entiende que también será capaz de realizar otras”, 
median trece años y una crisis económica. La primera de ellas, tomada de la Exposición de Motivos de la LOE (Ley 38/1999 de Ordenación de la Edificación) y la segunda, tomada de la actual argumentación para la futura Ley de Servicios Profesionales, en diciembre de 2012. Ambas de gobiernos del mismo signo. La diferencia estriba en la crisis económica intermedia, sin remedio que la doblegue que no sea el de llevar al absurdo los conceptos que cualquier zapatero experto en su oficio no haya sido capaz de salvaguardar a lo largo de los tiempos y las dificultades de los mismos. 
Ahora todos entendemos y somos competentes para todo. Todos somos Eiffel, y todos somos Gaudí. Y ello se justifica en base al PIB y otros índices de producción económicos que parece darán un vuelco con esta nueva medida. Señores legisladores, ¿se han caído ustedes de un Guindo, o es que lo tienen encima?. Vuelvo a releer una y otra vez... “si un profesional es competente para realizar una edificación, se entiende que también será capaz de realizar otras”. Quién habrá sido el genial y riguroso redactor: se (impersonal) entiende (debe entender mucho este zapatero...). De un plumazo ha desconsiderado la formación específica de cada uno de los gremios involucrados: Seguridad Estructural, Historia del Arte, paisajismo, estudio exhaustivo de la escala, funciones y necesidades humanas en cada tipología de edificio, Protección y Evacuación de los usuarios en caso de incendio... 
No se trata ahora de defender la sensibilidad de los arquitectos, sino de precisar quiénes son los auténticamente formados para lo que tienen que hacer; como los ingenieros son expertos en muchísimas cuestiones según su especialidad concreta. 
Y me pregunto. ¿Qué pasará con la rehabilitación de edificios históricos, en definitiva con el Patrimonio Cultural? Podrá intervenir cualquiera sin formación en Historia del Arte. ¿Qué pasará con los centros urbanos, el especial cuidado en su transformación, edificio a edificio, con la imagen de nuestras ciudades y la trascendencia para el turismo? ¿No es eso economía? Podrá intervenir cualquiera, sin formación en estética, composición arquitectónica o historia urbana. ¿Y qué pasará con los museos, edificios culturales, restos arqueológicos, edificios religiosos y su puesta en valor? Idem. ¿Y con los edificios docentes y administrativos donde el conocimiento de la escala humana es fundamental para no cometer errores? 
La LOE recogía: "la creación arquitectónica, la calidad de las construcciones, su inserción armoniosa en el entorno, el respeto de los paisajes naturales y urbanos, así como del patrimonio colectivo y privado, revisten un interés público" (Directiva 85/384/CEE de la Unión Europea). Es paradójico que los dirigentes que antes contrataban arquitectos prestigiosos -sin mediar concursos públicos- para salvaguardar los intereses y garantías políticas de sus intervenciones estrella, ahora consientan que otros profesionales asuman competencias para las que no poseen formación específica. En ambos casos está en juego el dinero y seguridad del contribuyente. Sólo deseo a los que se han caído del Guindo, -modelos de la mediocridad generalizada en la que todos estamos sumidos- , sean alguna vez intervenidos por un otorrino legitimado para operarles a corazón abierto, ya que sólo así, parece que sufrirán las consecuencias en sus propias carnes. 
En España nos sentimos orgullosos de nuestro Patrimonio Cultural, Artístico, Arquitectónico y Urbano. Somos potencia turística gracias a cómo se han transmitido, cuidado y rehabilitado los anteriores por manos expertas que han proyectado, dirigido ejecuciones, coordinado actuaciones complejas sobre entornos sensibles, donde hasta el último detalle puede tener importancia. Medidas legales como la que se pretende legitiman por urgencia la intromisión de profesionales no cualificados en este patrimonio, que es de todos. En un país con la trascendencia cultural y turística como el nuestro, esto no debiera permitirse y alguien tendría que velar por las consecuencias, aunque no tengo claro quién, dadas las circunstancias. 
Ojalá todos fuésemos Eiffel o Gaudí, genios capaces de sobrevolar con su brillantez moda y estética, coyunturas sociales y leyes esporádicas.
Miriam Dabrio Soldán
Vocal de la Junta Directiva de la UAAAP por el COA de Huelva

No hay comentarios:

Publicar un comentario