La eficiencia energética en los edificios es uno de los factores clave a la hora de plantear un nuevo diseño o una acción de rehabilitación. A menudo al plantearnos un diseño arquitectónico eficiente la estrategia se centra en abordar el diseño de mínima demanda energética (térmica y eléctrica) mediante la optimización del aislamiento, la captación de energía gratuita o el uso de energía solar, sin que se preste la debida atención al diseño óptimo de la ventilación del edificio.
La ventilación del edificio o vivienda es un requerimiento para garantizar el confort y la salubridad en el interior del mismo además de estar exigido legalmente en el Código Técnico de la Edificación, concretamente en el DB HS sobre salubridad. Esta necesidad de ventilar viene dada por la presencia de contaminantes en el aire interior que son debidos fundamentalmente a la propia presencia humana. Los gases, en forma de CO2, COVs (compuestos orgánicos volátiles) u otras sustancias, como partículas en suspensión o vapor de agua, se eliminan introduciendo aire fresco del exterior, que puede además ser previamente filtrado o acondicionado. Este aire exterior supone una importante carga energética del edificio ya que se encuentra a las condiciones exteriores de temperatura y humedad y debe acondicionarse a los requisitos térmicos interiores, con el consiguiente importante consumo de energía. Para reducir al máximo el consumo energético debido a la ventilación, que supone, dependiendo del uso, entre un 10% y un 35% del consumo térmico total, se deben seguir varias estrategias de diseño y operación, que influyen además en otros sistemas como la climatización.
Tipos de sistemas de ventilación y su eficiencia energética
Los sistemas de ventilación pueden ser de tipo natural (el aire penetra en el interior del edificio en función de las diferencias de presión y temperatura), usando para ello rejillas o sistemas similares, o mecánica. En el caso de un sistema de ventilación mecánica un ventilador controla la entrada de aire en el edificio, mediante sistemas de rejillas o usando conductos, que pueden colocarse tanto en la aspiración como en la extracción. El uso de un sistema mecánico es el único que puede garantizar los caudales de renovación mínimos requeridos, al venir controlado este caudal de forma mecánica. En un sistema de ventilación natural no tenemos garantía de que el caudal sea demasiado bajo o excesivo.
Los sistemas de ventilación mecánica, para maximizar la eficiencia, pueden incorporar dos tecnologías adicionales: la ventilación mecánica controlada y la recuperación de calor.
Los sistemas de ventilación mecánica controlada regulan el caudal de aire introducido en el edificio usando una regulación que puede ser horaria, por presencia, por detección de contaminantes o combinación de estos u otros sistemas. La medición de nivel de calidad del aire es el sistema que maximiza más la eficiencia energética, al regular el aire de ventilación al estrictamente necesario, reduciendo por lo tanto el consumo energético.
En un sistema de ventilación mecánica que usa conductos, ya sea a nivel centralizado (vivienda en bloque) o individual (vivienda unifamiliar) puede incorporar un recuperador de energía. El recuperador de energía recupera energía del aire que se extrae del edificio y la transfiere al aire de ventilación, que se introduce en el edificio, reduciendo por lo tanto el consumo de energía para atemperar el aire de entrada. Este sistema usa además ventiladores de alta eficiencia energética, controlados electrónicamente, que regulan la velocidad de giro y el caudal a lo requerido en cada momento.
Usando estos sistemas de forma combinada logramos controlar por una parte el aire introducido y adaptarlo al máximo y por otro lado recuperamos la energía térmica contenida en él antes de eliminarlo. Esto supone una importante reducción en el consumo energético del edificio y una mejora del confort de los usuarios, ayudando además a solventar otros problemas que se producen habitualmente, como las humedades. Las humedades interiores suelen estar originadas por una elevada presencia de vapor de agua, que, al condensar por alcanzarse el punto de rocío, genera problemas estéticos y de salubridad.
La elección de un adecuado sistema de ventilación, combinado con un equipo eficiente de climatización, como bombas de calor geotérmicas, sistemas de baja temperatura de gas natural y otras tecnologías, puede reducir el consumo energético del edificio en aproximadamente el 25% y debe ser cuidadosamente estudiado tanto en edificio nuevo como en rehabilitación.
Equipo técnico de S&P
Equipo técnico de S&P
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