Stepienybarno: ¿Cuál es tu opinión sobre los Colegios de Arquitectos? ¿Cómo te los imaginas en un futuro?
Jose María Echarte: Sobre esto si que hemos escrito muchísimo. Mi opinión es que los colegios son mamuts en proceso de congelación glacial. Majestuosos y aparentemente firmes, pero con los días contadísimos. En esto hay que diferenciar el día a día, la intendencia, y la imagen general. En lo primero los colegios funcionan razonablemente bien, incluso muy bien, y son de gran ayuda para los colegiados. Sin embargo, en lo segundo seguimos empeñados en reparchear un galeón (lento, pesado, con exceso de calado para los puertos que tenemos que navegar) sin plantearnos que lo que quizá necesitemos es una lancha rápida. Ese debate fundacional no se ha producido y los cambios mínimos que nos llegan se basan en los recortes o en maquillajes puramente estéticos muy poco útiles cuando no, directamente, poco enseñables. La macroestructura del sistema es absurda, con Colegios de diferentes tipos que ni siquiera mantienen un criterio común con respecto a su ámbito de actuación, con estatutos de mil tipos (todos parecidos y todos diferentes) con sistemas electorales a galore, con procedimientos administrativos parecidos pero distintos que convierten cualquier proceso en un galimatías, con sistemas de visado digital no ya diferentes sino incompatibles entre si… traducido: El ejercito de Pancho Villa, después de nacionalizar una fabrica de tequila al asalto.
Por ejemplo: seguimos, a día de hoy, pensando en el visado y en buena medida muchos colegios siguen siendo –por voluntad propia- esclavos de esta dependencia inmobiliaria que los convierte en presas de los vaivenes del sector de la construcción y del mantenimiento legal de esa figura, que existía por razones históricas pero que ha perdido gran parte de su peso específico. Y, sin embargo, existen infinidad de trabajos que no requieren del visado y de profesionales que los ejercen que se sienten en numerosísimas ocasiones ajenos y alienados por una estructura que se mantiene inerme al cambio o lo acepta de forma excesivamente lenta. ¿Qué ocurre con los editores? ¿Los calculistas? ¿Los urbanistas? En el mejor ejemplo… ¿Qué ocurre con los técnicos de la administración? No ha habido asamblea a la que haya asistido en la que no se los pusiera a escurrir, se les han subido las cuotas… muchos se han dado de baja, hastiados… así, cuando se plantean medidas para protestar contra la LSCP: ¿Es viable una huelga en la que el personal funcionario de tu sector profesional no está ni se le espera porque lo has expulsado de forma más o menos encubierta?
No tengo muy claro cual es el futuro, probablemente pase por una refundación tremendamente radical que creo que será mejor si la ejecutamos nosotros que si nos viene impuesta por las circunstancias o por el colapso… Necesariamente pasa por una vuelta a poner en valor del hecho de que los Colegios son corporaciones de derecho público, es decir: Que su razón de ser está en servir a la sociedad, algo que hemos olvidado perdidos en demasiados clichés y rémoras del pasado de las que se podría perfectamente prescindir o sobre las que –como mínimo- debería existir un debate productivo.
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