Si hay algo que caracteriza al mundo de las profesiones colegiadas en España es su estructura de representación. Una estructura consolidada en una tradición histórica que no siempre va acompañada de la implementación de las nuevas tecnologías y de la adecuación a la realidad que la Sociedad y el colegiado actual demanda.
Organizada generalmente en cascada, surgen Consejos, Colegios, Demarcaciones, que con ámbitos territoriales distintos abarcan, no siempre respetando sus competencias, a todo el Territorio.
Y con ellos surgen Decanos y Presidentes, que con la mejor voluntad de las posibles se encuentran con una maquinaria funcionando y que la inercia les lleva a ni siquiera plantearse si esa maquinaria convendría ser mejorada o incluso sustituida.
Y aparecen opiniones enfrentadas sobre la bondad del actual sistema territorial frente a por ejemplo la colegiación única. Opiniones radicales que no encuentran en la contraria lo bueno que ambas tienen y que unos por otros la casa se queda sin barrer.
Y mientras tanto el colegiado de a pie asiste impasible a como se mantienen estructuras obsoletas, con falta absoluta de coordinación intercolegial y teniendo que escuchar el mantra de algunos dirigentes de que este es el mejor Colegio de España y que lo que hagan los demás no es nuestro problema.
Pues si es nuestro problema, porque los fuegos en el bosque no se apagan a pie de árbol, hacen falta también hidroaviones, y es el trabajo coordinado entre todos el que obtiene sus frutos, dejando a un lado afanes endogámicos de protagonismo y abogando porque la generosidad sea el rasgo más deseado para nuestros dirigentes.
La optimización de recursos, lideradas por los Consejos y auspiciada por convicción por todos los Colegios y Demarcaciones territoriales, hará que nuestras Instituciones hagan frente al mayor problema con el que se enfrentan nuestras profesiones y que no depende de factores externos, el desapego del colegiado con sus dirigentes y órganos de gobierno.
Aunque la solución no pasa por el colegio único, se debería llegar a poder unificar el 80% de los recursos y procedimientos. Actualmente puede que estemos en el 1%. Solo así tendrán razón de ser las actuales estructuras colegiales. Y que no se nos olvide que siempre será mejor que esa iniciativa la tomen los afectados a que venga impuesta por directivas políticas externas.
La territorialidad de los colegios profesionales afianzada durante años como benefactora del servicio próximo al colegiado y a la Sociedad la estamos poniendo en peligro por no aplicar el sentido común y la generosidad en la optimización de recursos intercolegiales. ¿Os imagináis una gran entidad bancaria con una única sede en España sin cajeros automáticos?
Rafael González Millán. Arquitecto
Rafael González Millán. Arquitecto