Pere Rius
Català
Arquitecto
Febrero 2013
Somos
conscientes que afirmar que el precio de
las viviendas puede bajar aún más, es políticamente imprudente, y
socialmente inmoral. Lo que no está tan claro, es que esta afirmación sea
técnicamente errónea y por consiguiente que pueda llegar a ser cierta.
Actualmente no
es ninguna novedad afirmar que esta crisis que estamos padeciendo, es la
consecuencia del descalabro del sector financiero. Lo que si puede ser nuevo, y
un tanto polémico, es afirmar que el
sector financiero se ha apropiado del sector inmobiliario, y que de él hace
lo que quiere, lo que le conviene, o simplemente, lo que puede.
El sector
inmobiliario se había movido siempre por una serie de reglas relacionadas
directamente con los mercados de suelo y de la construcción, y los precios de
las viviendas estaban relacionados con los costes. Al precio de la vivienda lo
determinaba la suma de los costes de suelo, más los costes de construcción y
los beneficios. En pocas palabras, el
mercado inmobiliario era un mercado de libre competencia.
Lo que no se
puede entender desde el punto de vista técnico, es que ahora los precios de las
viviendas bajen por debajo de estos costes, lo que implicaría el hecho de que,
con los mecanismos que estamos acostumbrados a manejar, se dé la paradoja de
que los valores de suelo son negativos,
por no hablar de las pérdidas.
Todo ello, sólo
se explica si aceptamos que las reglas de juego de este sector han cambiado, y
que ahora ya no vale aquella fórmula de
Precio = coste + beneficio. Mientras interese a los bancos liquidar los
activos inmobiliarios de que disponen, teniendo en cuenta únicamente los
intereses propios (provisionar al Banco de España, y cuadrar balances) y
además, controlen el grifo de los créditos, harán uso de este sector como si
fuera una marioneta. De este modo los precios de las viviendas pueden continuar
bajando. El sector inmobiliario en
España, está secuestrado por el sector financiero, y ya no está inmerso en el
mercado de la libre competencia.
Ah, a eso de
vender por debajo del precio de coste se llama "dumping", y la
práctica del "dumping" está terminantemente prohibida en la Comunidad Europea.
Por otra parte,
no olvidemos que venimos de una burbuja inmobiliaria, que se hinchó hasta
límites nunca imaginados, y que fue en el año 2007, cuando se produjo la
explosión. Consecuencia de todo aquello, se produce un frenazo en el crédito,
que nos conduce a donde estamos ahora, en el otro extremo. La burbuja inmobiliaria,
se pinchó, y el actual propietario del sector, provoca ahora lo contrario, una
implosión de la burbuja, comprimiendo aún más los precios, y haciendo que el
sector quede todavía más dañado. El sector inmobiliario podría arrancar, pero
lo tienen agarrado por el cuello, tanto si decimos que los precios no bajarán
más como si decimos lo contrario. Los principios (las herramientas) que regulan
y moderan el sector inmobiliario, han desaparecido. El sector está en manos de
gente que no entiende. Los bancos solo entienden
de balances, y respecto a los créditos sólo hay para las ventas que hacen los
propios bancos (y aquí, la "Comisión Nacional de la Competencia" ¿no
tiene nada que decir?, ¡incomprensible!).
El sector
inmobiliario en manos de gente inexperta, puede facultar una transformación que
lo conduzca a la situación en que se encuentran otros sectores, como son las
telecomunicaciones, las eléctricas, las gasistas, las aseguradoras, la banca,...,
con las consecuencias que todos ya conocemos para la población.
Además, el
hecho de que se produzca la caída de precios que se está dando (en viviendas,
pero también en salarios), parece que lo que persigue es conseguir una
devaluación encubierta de la moneda (si
no se puede devaluar la moneda, bajaremos los precios, pero también el poder
adquisitivo). Han recortado sueldos, se ha bajado el precio de la vivienda
(ingresos de promotores, constructores, industriales,...), se pretende reducir los ingresos de los profesionales fomentando la
competitividad, ya no entre los del mismo ramo, sino entre todos, de una manera
salvaje, proponiendo la creación de un instrumento jurídico que lo regule (como
podría ser la Ley
de Servicios Profesionales).
Si encima, se
crea la expectativa de que los precios de las viviendas bajarán más, y la gente
en lugar de comprar, espera a que bajen, no se pedirán créditos. Por cierto,
créditos que por mucho que bajen los precios de las viviendas, como también
bajan los salarios, y considerando la precariedad laboral, probablemente no se
podrán pagar.
¿A quién favorece todo esto? Evidentemente a los
que pueden comprar inmuebles (a muy bajo precio), sin necesidad de acudir al
crédito.
Y todo ello,
con una anunciada intención de sacar al país de la crisis, sí, pero al precio de una desestructuración social
que tendrá difícil enmienda, y sin ninguna garantía de que esta devaluación
encubierta que se está llevando a cabo sea el remedio al cúmulo de problemas,
errores y despropósitos que se han creado a la sombra de la crisis. Puede ser que
la solución pase por otro camino, creando en lugar de destruir,...
Pere Rius Català
Arquitecto
Febrero 2013
(Artículo traducido del catalán)