lunes, 13 de febrero de 2012

[204] ADIÓS, SEÑOR ARQUITECTO

Quien nos ha hecho llegar este artículo de opinión nos manifiesta que tras su lectura, después de unos años de dudas, ha vuelto a desear que sus hijos, aún pequeños, lleguen a estudiar la carrera de arquitectura como lo hizo él.
"La actividad de arquitecto será minoritaria. La sociedad no necesita multitud de generadores de hipótesis. Sí necesita infinidad de comprobadores de las mismas, debido a la enorme cantidad de garantías y seguridades que exigimos ahora para cualquier actividad. Los arquitectos volverán a evolucionar hacia una escueta élite, no necesariamente muy bien pagada ni muy reconocida socialmente, pero con un trabajo muy específico que consistirá en producir ideas para que otros las comprueben y las lleven a cabo. Muy probablemente estos segundos ejecutores, además de más numerosos, serán mucho más relevantes para la sociedad, reservando a los arquitectos en estas fases posteriores de concreción física de las hipótesis un discreto papel de asesoramiento general.../...
Es urgente ya definir lo específico del arquitecto. No podemos continuar con un modelo generalista arcaico y menos aun lanzarnos en brazos de actividades parciales vinculadas a una práctica profesional concreta de casuística infinita. Ni podemos formar a miles de Leonardos da Vinci, ni podemos pretender ser expertos reconocidos en ascensores, sociología, mobiliario urbano y cálculo estructural. Hemos asumido, y razonablemente bien por cierto, esas funciones durante mucho tiempo, pero se acabó. Ahora hay que decidir qué es lo que hacemos realmente bien y que nadie puede hacer aparte de nosotros."

No hay comentarios:

Publicar un comentario