domingo, 5 de enero de 2014

[373] ARQUITECTURA Y POLÍTICA

Traemos aqui un interesante articulo que encontramos en un blog muy recomendable (1) fechado en noviembre de 2012. Por problemas de enlaces tras leerlo por primera vez le perdimos la pista. Hace poco nos lo hemos vuelto a encontrar por casualidad y no nos queremos arriesgar a perderlo de nuevo por la gran afinidad que sentimos por lo que en el se manifiesta.
VENTANA A SUDAMERICA [EXPERIENCIA 01]
Me presento en mi primer artículo como una emigrante española atravesando el continente sudamericano, arquitecta y, en esta publicación, agitadora.
Mi experiencia aquí me está abriendo los ojos en muchos aspectos y sólo quiero compartir con ustedes este viaje, que ofrece imágenes y reflexiones que pueden arrojar un poquito de luz –ojalá- a la atmósfera de pesimismo que actualmente nubla nuestro país.
Comenzaré hablando de algo que nada tiene que ver con la arquitectura porque precisamente esa ha sido mi primera lección vital sudamericana: salir de nuestro círculo endogámico. “Desde” la arquitectura nada se puede hacer, porque es simplemente una herramienta que se usa a mitad de camino, entre muchas otras.
El punto de partida para participar del cambio pasa por aceptar, en primera instancia, nuestro ser ciudadano, nuestro ser político y la responsabilidad que eso conlleva. Somos simplemente uno más.
Esta dosis de humildad entra en conflicto brutal con los mensajes recibidos durante los años de nuestra formación universitaria como dioses creadores. Y el esfuerzo por superar esa ambición cosida a nuestro ser arquitecto, será grande. Nuestra contribución desde la arquitectura será mucho menor que nuestra contribución como ciudadanos. Ha de ser a medida y en la forma que la sociedad demande, y no a medida de nuestra vocación creadora individual.
Hoy hablaré simplemente del Encuentro Nacional de Mujeres en Posadas – Argentina-, que tuvo lugar en Octubre (como cada año desde hace 27) al que asistí, como ejemplo para crear conciencia y activar nuestro ser político.
Se trata de un encuentro autoconvocado, independiente, que concentra a más de 20.000 mujeres de todas las edades, condiciones e ideologías, con el único propósito de poner en común las experiencias de distintas asociaciones, sindicatos, agrupaciones o cooperativas en torno al debate sobre la mujer, su identidad y su papel en la sociedad.
Durante tres días se organizaron talleres participativos (sobre salud, sexualidad, cultura, cooperativas, política, hábitat, violencia…etc) donde se compartían distintas experiencias en un marco de respeto y solidaridad que yo jamás había visto.
No existía esa esperanza – o espera agónica- que parece tenemos en España de que llegue LA solución, LA idea, LA persona que propicie el cambio, sino que funcionan desde un realista, eficiente y comprometido “arrimar el hombro” y construir día a día, aquí y ahora, paso a paso, con esfuerzo, una sociedad más justa.
Kirchneristas y antigobierno, feministas pro aborto legal y católicas, comunistas y neoliberales, blancas e indígenas, analfabetas y profesoras universitarias… Eso sí, todas compartían la convicción de que la política atraviesa sus vidas públicas y privadas, que política es organización, debate y es también, crear sociedad.
La política de periódicos y corbatas pertenece sólo a una élite de poder y, para ellas, el cambio no nace ahí, sino que tiene que estar promovido desde los movimientos de base.
La unión es la respuesta unánime que en Sudamérica dan para los momentos de crisis (y saben mucho de esto). Jugar en un equipo de barrio ya es unión. Reunirse para compartir y hablar de problemas en el trabajo o del gremio particular, ya es unión. Agruparse para poder consumir con responsabilidad ya es unión. Escribir un fanzine con compañeros, es unión. Participar en una comisión que estudie la legalidad de la deuda pública, es unión. Participar en asociaciones que presionen para la dación en pago de la hipoteca, es unión.
Y eso es profundamente político. Y no lo son los coches oficiales, ni las listas cerradas, ni los dos grandes partidos…. Y la renovación política de nuestro país tendrá que empezar por abajo, y no esperar a que el milagro venga de una élite acomodada.
El sentimiento político, como el ansia de amor, lo llevamos dentro y es indestructible, por mucho que reneguemos de él, por mucho que nos resistamos a creer en ideales, por muchas decepciones que hayamos sentido en la vida… siempre resurge. Y resurgirá en España, como resurgió en Argentina después del corralito, cuando la vida política estaba en coma y la resignación parecía ahogar cualquier posibilidad.
Y para acabar, os traslado una pregunta hermosa que me hicieron en el encuentro: “Además de trabajar, ¿vos qué hacés?”
R. P. Mansilla

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