viernes, 2 de mayo de 2014

[395] UN COLEGIO QUE VELE POR LA DIGNIDAD DE LA PROFESIÓN DE ARQUITECTO

En un momento complicado por la situación económica, el continuo e incesante cambio de las Normativas de aplicación, la competencia interna ( a veces desleal ) y sobre todo externa (más que nunca desleal) con otras disciplinas adyacentes y la falta de cohesión entre los arquitectos, es el Colegio quien debe cerrar filas con sus colegiados y replantearse interiormente como y de qué forma el Arquitecto “de a pie” tiene que salir a la calle a afrontar toda esa problemática.
Al fin y al cabo es dar soluciones, anticipándose, siempre anticipándose. Intentando que los colegiados encontremos un apoyo real, con la máxima asistencia jurídica, documental, administrativa y laboral, dentro de un contexto de sostenibilidad para todas y cada una de las acciones.
Ante la sociedad y ahora más que nunca,
NO quiero estar al margen de las ciudades y ciudadanos que las habitan, 
NO quiero ser el profesional que se prostituye ( con todos mis respetos a dicha profesión ) por intentar cerrar un encargo, 
NO quiero ser reconocido como el último profesional que queda cuando el Promotor y el constructor han desaparecido y alguien tiene que pagar los platos rotos ( la famosa RESPONSABILIDAD que no se puede pagar con dinero, aunque nosotros paguemos y mucho ), 
NO quiero dejar de pensar nunca que nuestro “arte “ (¿) es el único que obligamos a ver y observar a nuestros vecinos, 
NO quiero estar fuera de los diálogos de las asociaciones de vecinos y barrios cuando hablan de urbanismo, bienestar y ciudad, 
NO quiero ser el “personaje” que ridiculiza el promotor con su vecino por no aparecer durante toda la obra,
NO quiero olvidar que las personas habitan en ideas concebidas desde nuestras cabezas, 
NO quiero ser reconocido como las grandes estrellas en su mundo divino, 
NO quiero ser el “ de los papelitos “ para que le den la licencia a alguien, 
NO quiero ser el técnico carente de herramientas para afrontar mi trabajo cuando otros ya se han puesto en marcha mucho antes, 
NO quiero tirar la toalla por no saber reaccionar a tiempo ante los nuevos retos, 
NO quiero disminuir la calidad de mis proyectos solo para ser más competitivo (eso NUNCA), 
NO quiero que el promotor vea más necesario y fructífero el trabajo de cualquier industrial o proveedor que el nuestro cuando somos nosotros quien estamos desde la gestación hasta el final …
La mayor parte de culpa la tenemos los propios Arquitectos por haber actuado en algún momento sin respetar las normas y la ética de la verdadera profesión, pero la otra parte es el conjunto (llámese Colegio) quien debe remar más que nadie y desde antes de la salida para mostrar a la sociedad qué hacemos y porqué nos dedicamos a “esto”, velando por la dignidad de la profesión, a pie de calle, permitiendo que la sociedad descubra nuestro trabajo sin hermetismos, intentando hacer desaparecer lo juicios preconcebidos e incluso si puede ser la excesiva filosofía intraducible que acaba por aburrir.
Javier Girones. Arquitecto

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