El trabajo de arquitecto no es una profesión en donde existan unos patrones fijos a seguir que garanticen el éxito. No solo ejercemos de arquitectos, también de psicólogos. Utilizamos la palabra psicología a la hora de analizar o estudiar el tipo de cliente que nos encarga un proyecto. Cuales son sus gustos, manías, fobias, costumbres, ... en definitiva cual es su personalidad. Aunque cada persona es un mundo y no es bueno generalizar, lo que si es seguro es que hay personalidades ya marcadas que se ven venir a la legua.
Por lo tanto, para adelantar trabajo y saber de que pie cojea cada uno, te mostramos los diferentes perfiles de clientes que te puedes encontrar a lo largo de tu trayectoria profesional en el mundo de la arquitectura:
1. El familiar
Empezamos con el que primero que te dará una oportunidad a la hora de realizar un proyecto. La dificultad del mismo es proporcional al grado de parentesco que tengas con esa persona ya que no es lo mismo hacerle la casa a tu primo que a un primo segundo de tu madre.
Con este tipo de clientes deberás caminar con pies de plomo ya que abusarán en exceso de tu confianza, sobre todo a la hora de pactar los honorarios ... "Que soy tu primo, coño", te dirán.
2. La administración
Si tienes la suerte de ganar algún concurso o ser invitado a realizar un proyecto para la administración pública no se si darte la enhorabuena o el pésame.
Es probable que se convierta en el cliente más impertinente que te encuentres, no tanto en el tema formal o estético del proyecto, sino en el tema normativo y administrativo. Por muy bien que manejes el tema jurídico siempre te cruzarás con el funcionario de turno que le pondrá pegas a todo lo que has presentado.
A la hora de cobrar no deberías de tener problemas, pues la administración suele pagar ... tarde, pero paga.
3. El listo
Cuidado con este que es el típico "arquitecto-ingeniero-economista-abogado-carpintero-fontanero" que lo sabe todo y siempre ha de quedar por encima tuya. El trato con este tipo de personas puede resultar complicado dependiendo de la paciencia y el aguante que cada uno tenga.
Ojalá no te ocurra nunca, pero se puede dar el caso de que "el listo" coincida con "el familiar" y si esto sucediera el proyecto se convierte automáticamente en un grano en la nalga.
Si aguantas y no lo has mandado a donde San Pedro perdió la bicicleta no tendrás problemas para cobrar al final, sobre todo si se ha hecho tal y como el decía.
4. El Valiente
Este tipo de personaje es más peligroso que un elefante en una cacharrería ya que suele actuar por impulso, por instinto, sin importarle nada; el típico que hace las cosas y luego pregunta como se hacen.
Lo normal con este tipo de clientes es que te encarguen una legalización de algo que hicieron sin licencia, por lo que ahí siempre tienes la sartén por el mango y puedes pedir unos honorarios decentes ...hasta que llegue algún compañero que se lo haga por la mitad.
5. El admirador
Al estudio te pueden llegar clientes con fotografías o recortes de prensa de edificios de algún arquitecto "mediático" tipo Zaha Hadid, Frank Gehry, etc. y que quieren algo similar para su proyecto ... para los gustos los colores. Esto está muy bien pero lo primero que debes hacer es explicarle lo que es la escala, no es igual un auditorio que la reforma de su piso
Aún así ya te digo que este será buen cliente, ya que pondrá interés en lo que haces y por lo menos se le ve que tienes inquietudes y gustos diferentes a lo que nos solemos encontrar.
6. El desaseado
Si amigos si, no me digan que no se han encontrado a ese cliente que huye del agua, y con esto no me refiero a que en su chalet no quiera piscina, me refiero a aquella persona que no se lava, o que no lo hace diariamente como las personas normales.
Procura que las reuniones que tengas con este cliente sean rápidas, ve al grano e intenta que no se enrolle demasiado ya que tu salud corre serio peligro. Ayuda bastante tener el tipo ambientador tipo "pino verde" con olor a menta que mitigue el aroma del cliente, lo que viene siendo una "guerra química".
7. El despistado
Sin lugar a dudas este es el tipo de cliente que no te conviene tener. Su despiste generalizado influirá en tu manera de trabajar ya que una vez tengas redactado y visado el proyecto se acordará de algo que te lo hará cambiar por completo, ralentizando tu trabajo y tirando por la borda los plazos que te marcabas en un principio.
Por supuesto a la hora de cobrar ármate de paciencia porque cuando le preguntes que porqué no te ha pagado te contestará " Es que me despisté".
8. El indeciso
También es un cliente catalogado como peligroso. Cuando quedes con el para enseñarle el proyecto le tendrás que llevar al menos cinco propuestas diferentes y, aun así, no lo verá claro.
Una vez consigas convencerlo y de el visto bueno al proyecto, la dirección de la obra se volverá cuanto menos curiosa y desde ya te digo que lo que presentaste para su visado no coincidirá en nada con lo presentado para el final de obra.
Seguramente nos encontraremos con otro tipo de perfiles, pero en líneas generales uno se puede hacer una idea de los tipos de clientes que se va a encontrar en su vida laboral.
Leido en: Arquitectos de puntillas
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